Tiempo de cocción del caldo de pollo en olla express

El caldo de pollo casero es uno de esos básicos que transforman cualquier plato, pero prepararlo en olla tradicional puede llevarte toda la tarde. Con la olla express, necesitas exactamente 30 minutos bajo presión para conseguir un caldo aromático, sabroso y lleno de cuerpo. Este tiempo garantiza que todos los sabores se concentren sin perder ni un ápice de calidad, y lo mejor: sin vigilar la cocina durante horas.

¿Cuánto tiempo exacto necesita el caldo de pollo en olla express?

La respuesta directa es 30 minutos desde que la válvula sube y marca presión. Este es el tiempo óptimo para extraer todo el sabor de los huesos, las verduras y las hierbas aromáticas sin que el caldo quede aguado ni demasiado concentrado.

Bajo presión significa que la olla está completamente cerrada y el indicador de presión (puede ser una válvula, un anillo o una pesa según el modelo) ya ha subido. A partir de ese momento, bajas el fuego a medio y cuentas 30 minutos. Nada más.

En una olla tradicional, este mismo caldo te pediría entre 2 y 3 horas de cocción lenta. La diferencia no es solo el tiempo: en olla express, los aromas y nutrientes quedan atrapados dentro, lo que intensifica el sabor de forma notable.

Ahora bien, algunos cocineros prefieren ajustar este tiempo según el resultado que busquen. Si quieres un caldo más ligero, puedes reducirlo a 25 minutos. Si buscas un caldo muy concentrado, casi gelatinoso cuando se enfría, puedes extenderlo hasta 35 o 40 minutos. Pero 30 minutos es el punto de equilibrio perfecto para la mayoría de preparaciones.

Los factores que influyen en el tiempo de cocción

Aunque 30 minutos es la referencia estándar, hay tres factores que pueden modificar ligeramente este tiempo según lo que tengas en la cocina.

Tipo de piezas de pollo

No es lo mismo usar carcasas que muslos enteros o un pollo troceado. Las carcasas son ideales para caldos ligeros y económicos, y con 25 minutos ya sueltan todo su sabor. Los muslos o contramuslos aportan más grasa y sabor, y se benefician de los 30 minutos completos. Si usas un pollo entero troceado, el tiempo se mantiene en 30 minutos, pero el caldo será más denso y sabroso.

Una mezcla de carcasas con algún muslo o ala es, para muchos, la combinación ganadora: equilibrio entre sabor, cuerpo y economía.

Cantidad de agua

Cuanta más agua añadas, más tardarás en concentrar el sabor. La proporción ideal es cubrir el pollo y las verduras con agua, dejando unos 3 o 4 centímetros por encima. Si llenas la olla hasta el límite máximo permitido, puede que necesites 5 minutos extra para que el caldo tenga la intensidad adecuada.

Recuerda que en olla express el agua apenas se evapora, así que no necesitas añadir tanta cantidad como en cocción tradicional.

Tamaño de las verduras

Las verduras cortadas en trozos grandes (una zanahoria entera, media cebolla) tardan un poco más en soltar su sabor que las cortadas en mitades o cuartos. No es una diferencia dramática, pero si quieres optimizar el tiempo, corta las zanahorias por la mitad a lo largo y la cebolla en cuartos. El puerro puedes dejarlo entero, solo necesitas limpiarlo bien.

Paso a paso: cómo preparar el caldo de pollo en olla express

Ahora que conoces el tiempo, aquí tienes el proceso completo para que tu caldo salga perfecto cada vez.

1. Prepara los ingredientes

Lava bien el pollo (carcasas, muslos o lo que uses) y retira cualquier resto de vísceras. Pela las zanahorias, limpia el puerro, pela la cebolla y lava el apio. Corta las verduras en trozos no muy pequeños. No hace falta ser preciso: mitades o cuartos van bien.

2. Blanquea el pollo (opcional pero recomendado)

Este paso te lleva 1 minuto y marca la diferencia entre un caldo transparente y uno turbio. Pon agua a hervir en un cazo aparte, mete el pollo durante 60 segundos, retíralo y desecha esa agua. Lo que consigues es eliminar impurezas, restos de sangre y parte de la grasa que luego formaría espuma.

Es opcional, pero si buscas un caldo limpio y claro, vale la pena.

3. Coloca todo en la olla express

Pon el pollo en el fondo de la olla, añade las verduras (zanahoria, cebolla, puerro, apio), un par de dientes de ajo sin pelar, una hoja de laurel y unas ramas de perejil si tienes. Cubre con agua fría hasta el límite de llenado máximo de tu olla (nunca lo sobrepases).

4. Desespuma antes de cerrar

Pon la olla al fuego fuerte sin tapar. Cuando el agua empiece a hervir, verás que se forma una espuma marrón o amarillenta en la superficie. Retírala con una espumadera durante unos 5 minutos. Esta espuma son impurezas de la carne y las verduras, y si la dejas, el caldo quedará turbio y con un sabor menos limpio.

Una vez que ya no salga más espuma, puedes cerrar la olla.

5. Cierra y cocina 30 minutos bajo presión

Coloca la tapa en posición de cierre, sube el fuego al máximo y espera a que la válvula suba (puede tardar entre 5 y 10 minutos según la cantidad de agua). En cuanto la válvula indique que hay presión, baja el fuego a medio. Desde ese momento, cuenta 30 minutos.

El fuego debe ser suficiente para mantener la presión, pero no tan alto que la válvula gire sin parar o suelte vapor de forma constante.

6. Despresurización natural

Cuando terminen los 30 minutos, apaga el fuego y deja que la olla pierda presión sola. Esto puede tardar entre 15 y 20 minutos. No fuerces la apertura ni uses la válvula de liberación rápida a menos que tengas mucha prisa. La despresurización natural permite que los sabores se asienten.

7. Cuela y desgrasa

Una vez abierta la olla, retira el pollo y las verduras con una espumadera. Cuela el caldo con un colador fino o un paño limpio para eliminar cualquier resto. Si quieres un caldo extra limpio, puedes usar una gasa o muselina.

Para desgrasarlo completamente, mete el caldo en la nevera durante unas horas (o toda la noche). La grasa se solidificará en la superficie y podrás retirarla fácilmente con una cuchara. Así el caldo queda ligero, sabroso y sin ese brillo aceitoso.

Los trucos esenciales para un caldo perfecto

Más allá del tiempo de cocción, hay pequeños gestos que marcan la diferencia entre un caldo correcto y uno excepcional.

El blanqueado previo

Ya lo mencioné antes, pero insisto: ese minuto de blanqueado te ahorra tener que desespumar durante horas y consigue un caldo cristalino. Si usas carcasas o piezas con mucho hueso, este paso es casi obligatorio. Si usas solo muslos limpios, puedes saltártelo sin problema.

Retirar la espuma

Aunque hayas blanqueado, seguirá saliendo espuma cuando el caldo empiece a hervir. Dedica esos 5 minutos a retirarla antes de cerrar la olla. Es un gesto simple que mejora enormemente la textura y el sabor final. Un caldo bien desespumado tiene un color dorado limpio, sin turbidez.

Desgrasar en frío

La grasa del pollo no es necesariamente mala, pero en exceso puede hacer que el caldo sea pesado y opaco. Al enfriar el caldo en la nevera, la grasa sube y se solidifica en una capa blanquecina que puedes retirar de un solo golpe. Este truco también facilita la conservación: sin grasa, el caldo dura más días en la nevera.

Si tienes prisa y no puedes esperar a que se enfríe, usa una cuchara grande para retirar la grasa visible en la superficie mientras el caldo aún está caliente. No será tan efectivo, pero ayuda.

No llenar la olla al máximo

Las ollas express tienen una marca de llenado máximo (suele ser dos tercios de su capacidad total). Respétala siempre. Si llenas de más, el vapor no puede circular correctamente y puedes tener problemas de presión o, en el peor caso, que la válvula se obstruya. Además, el caldo necesita espacio para que los ingredientes se muevan y suelten sabor.

Qué hacer con el pollo y las verduras después de la cocción

No tires nada. El pollo que has usado para el caldo sigue siendo aprovechable, aunque haya perdido parte de su sabor en el proceso.

Retira la piel y los huesos, desmenuza la carne y úsala para croquetas, para rellenar empanadillas, para añadir a una sopa de fideos o incluso para mezclar con mayonesa y hacer una ensaladilla. No tendrá el mismo sabor jugoso que un pollo recién cocinado, pero funciona perfectamente en preparaciones donde se mezcla con otros ingredientes.

Las verduras son más discutibles. Algunas personas las trituran y las devuelven al caldo para darle más cuerpo y color. Otras las descartan porque ya han soltado todo su sabor. Prueba y decide según tu gusto. Si quieres un caldo limpio y transparente, descártalas. Si prefieres uno más espeso, tritúralas con una batidora y añádelas de nuevo.

Conservación del caldo: nevera y congelador

Un buen caldo casero merece conservarse bien. En la nevera, aguanta hasta 3 días en un recipiente hermético. Asegúrate de que el caldo esté completamente frío antes de taparlo y meterlo en la nevera. Si lo guardas caliente, se formará condensación en la tapa y puede estropearse antes.

En el congelador, puedes conservarlo hasta 3 meses sin perder sabor ni propiedades. Los tarros de vidrio tipo Le Parfait son ideales si tienes espacio, pero también puedes usar tuppers de plástico aptos para congelación. Deja siempre un par de centímetros libres en la parte superior, porque el líquido se expande al congelarse.

Un truco práctico es congelar el caldo en cubiteras o en bolsas de congelación en porciones pequeñas. Así puedes sacar solo lo que necesites para una salsa, un arroz o una sopa sin descongelar todo el lote. Los cubitos de caldo congelados se mantienen perfectos y son súper cómodos de usar.

Cuando vayas a descongelar, lo mejor es pasarlo de un día para otro a la nevera. Si tienes prisa, puedes hacerlo directamente en una olla a fuego suave, removiendo de vez en cuando hasta que se derrita por completo.

Preparar caldo de pollo en olla express es de esas pequeñas victorias de cocina que te hacen sentir bien. Con solo 30 minutos de cocción tienes un caldo auténtico, limpio y lleno de sabor, listo para usar en sopas, arroces, guisos o simplemente para tomar solo con un poco de fideos. Y lo mejor: puedes hacer cantidad de una vez y tenerlo disponible toda la semana sin esfuerzo.

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